3 comentarios

Hoy caminaba deprisa,
en silencio e impaciente,
creyendo que iba el tiempo a mi compás,
pensando que al volver la vista atrás
te iba a ver aparecer entre la gente.

Me di la vuelta y no había nada diferente,
casi con decepción, seguí mi paso ligero;
y me di cuenta enseguida de que si hay algo certero,
es eso que no se ve,
pero que existe y se siente.

Surgió en mi memoria un paisaje reciente,
entrelazándose al tiempo tu mano y la mía,
haciendo brillar esa luz de alegría
que no se apaga nunca, porque nunca miente.

Me paré, y sin dejar de pensarte,
me ausenté del mundo por un momento,
para poder dejar en tu pensamiento,
que no hay ocasión en que deje de amarte.