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Dejémonos llevar por el silencio,

por la palabra dicha con la mirada,

dejemos que algo dentro hable por nosotros

y que diga todo sin decir nada.



Dejémonos llevar por el roce de la piel,


por el tacto agradable de una caricia,


dejemos que se una sencilla, simultanea,


como una grácil primicia.



Déjemonos llevar por el capricho,


por el momento de efusión incontrolable,


dejemos la huella invisible


en un lugar imborrable.