Hoy caminaba deprisa,
en silencio e impaciente,
creyendo que iba el tiempo a mi compás,
pensando que al volver la vista atrás
te iba a ver aparecer entre la gente.
Me di la vuelta y no había nada diferente,
casi con decepción, seguí mi paso ligero;
y me di cuenta enseguida de que si hay algo certero,
es eso que no se ve,
pero que existe y se siente.
Surgió en mi memoria un paisaje reciente,
entrelazándose al tiempo tu mano y la mía,
haciendo brillar esa luz de alegría
que no se apaga nunca, porque nunca miente.
Me paré, y sin dejar de pensarte,
me ausenté del mundo por un momento,
para poder dejar en tu pensamiento,
que no hay ocasión en que deje de amarte.
Publicado por Andrea en 22:14
Suscribirse a:
Entradas (Atom)