Los nervios afloraban sobre mi piel, pude sentirlos afuera,
Mientras el corazón cada vez más y más se acelera…
Mientras mis palabras se esforzaban por no entrecortarse.
Era inútil intentar disimular lo que no puede ocultarse.

Tantas veces con tu presencia, con tu calor he soñado…
Ahora todo es diferente, puedo soñar a tu lado.
Fue más que especial ese momento, fue nuestra dulce locura,
Cuando en un instante sentí que tus brazos rodeaban mi cintura.

Creo que no puedo explicarte lo que en ese tiempo llegué a sentir,
Fue un cúmulo de sensaciones que solo supieron recogerse junto a ti.
Las gujas del reloj corrían demasiado cuando nuestros ojos fijaban nuestras miradas,
Cuando se unieron dos almas queriendo gritar lo que pronunciaron al tiempo nuestras bocas cerradas.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Los ojos son nuestro primer contacto porque delimitan los confines de la geografía del ser amado, cierran nuestro campo de visión por un momento y al fijarlos en los suyos nos muestran su alma desnuda.

Después son los labios quienes toman el relevo, buscando la primera zona íntima y sensual, y abriendo las puertas a sensaciones muy dulces e intensas, aunque la primera vez es fugaz, pero ... inolvidable.

Posteriormente son las manos quienes buscan ampliar el campo de caricias y recorrer las zonas más accesibles a través de la ropa. Cada una de ellas se va grabando en nuestra mente pero deseando repetirlas sin obstáculos.

Finalmente los ojos se cierran, los labios se mueven rítmicamente, con suavidad, y las manos aprietan con delicadeza pero firmemente, atrayendo a la otra persona hacia nosotros; es la antesala de un placer que nunca podrá ser expresado con palabras ... el imperio de los sentidos.

Besos.