Tengo tiempo para olvidarte, y sin embargo, no puedo,
y mientras se acaba el tiempo y creo que te he olvidado.
Comienzo a recordarte como a un amor nuevo,
que imagina en el futuro secuencias del pasado.

Sé que se duermen mis manos soñando tu piel,
y se estremecen mis labios imaginando tu boca.
Sé que mi cuerpo te llama una y otra vez,
y que en silencio mi alma en ocasiones te toca.

Fueron tantos días y tantas noches extrañándote
que nos faltó tiempo para darnos a entender.
Los mejores momentos de mi vida los pasé amándote,
y que me amaras, fue el mejor regalo que pudiera poseer.

A veces imagino escenas sin sentido que ya no tienen cabida,
y me gusta pensar que tenemos algo, pequeño pero nuestro.
Hoy día el sentido perfecto de mi vida,
es soñarte, pensarte, quererte, y guardármelo dentro.

Gritaría mil veces –te amo- pero es imposible,
y en un silencio vivo quisiera besarte.
Es ponerse a caminar por un pasaje invisible
donde ni la realidad ni el sueño llevan a ninguna parte.

Tengo tiempo para olvidarte, y sin embargo, no quiero;
el tiempo se acabó como siempre, indiferente.
Comienzo a recordarte y si te olvido me muero,
y me muero por soñarte, y me muero por tenerte.

4 comentarios:

Mi amor dijo...

Encantador escrito...

Justo en unos de mis momentos adecuados

Mi amor dijo...

Hola Andrea!

Sinceramente gracias por darme una de las posibles respuestas a mi pregunta, es tan cierto lo que dices.

Somos incapaces de ver ese haz de luz, o aún peor no tenemos el valor para buscarlo.

Mi ser vive en una dulce locura... que es tan cierto como el nombre de tu blog y lo que hay en el.

un beso

°liz

Anónimo dijo...

Poema de verano con sentimiento de otoño, donde los recuerdos se hacen más vivos ante la desnudez del paisaje ... y de nuestra alma.

Donde el aire mezcla olores y sensaciones que nos devuelven a un pasado reciente o lejano, mientras un escalofrío recorre nuestro cuerpo.

Algo tan hermoso como lo que has vivido nunca morirá, porque su huella indeleble está grabada en tu corazón... y en el suyo.

Un beso.

J.

Andrea dijo...

Hay cosas que como bien dices, nunca mueren, porque no pueden, forman parte de nosotros.

Creo que es la primera vez que estoy totalmente de acuerdo contigo...(ya era hora también) :P

Lo que es cierto es que si antes, en algún momento, he pensado que para qué valía la pena vivir, quizá buscando un motivo que no llegaba o no veía.

Hoy puedo decir que solamente por esos recuerdos, por esas sensaciones que no se van, por cada momento, y por cada escalofrío que perdura...

Puedo decir que merece la pena vivir. Mereció la pena todo desde el primer momento y la sigue mereciendo.

Hay huellas que no hay nada en el mundo que pueda borrarlas, porque el sentimiento que se puso y que se pone, es imborrable, y perdura para siempre.

Un beso.

Andri